Impresionantes. No hay otra forma de describir los cambios vertiginosos que vi en la Habana durante mi última visita, solo tres semanas después de la muerte de Fidel Castro. Ya había estado allí, meses antes, en febrero, coincidiendo con el anuncio de la visita de Barack Obama en la televisión nacional cubana. En el caso de Cuba la muerte de Fidel puede llegar a definir el 2016, pero en términos reales, fue el viaje de Obama el que parece haber transformado la isla de una manera jamás pensada. Para quienquiera que visite la Habana hoy, una serie de cambios aparentes…